Existe un grupo heterogéneo de personas que se reúnen en blogs y foros de internet y que van repartiendo saludos de luz, abrazos de luz, y luz para todos. Independientemente de lo que les cueste la factura eléctrica cada mes después de repartir tanta luz, estos adoradores del dios Osram quieren proyectar una imagen ideal de ellos mismos, crean y se acaban creyendo un perfil virtual mejorado de ellos, vuelcan comentarios de cómo les gustaría ser en vez de aceptarse tal y como son, todo son buenas intenciones, promueven el amor incondicional ―ese que les han inculcado subliminalmente para mirar hacia otro lado cuando alguien les mienta, les haga daño, o simplemente les lleve la contraria― y viven en un oasis virtual de paz y amor.
Pero esa auto-imagen residual proyectada en la red no es su YO real, muchos de ellos carecen de todas las virtudes de las que presumen, aunque solo son conscientes de ello cuando se agitan las calmadas aguas del oasis. Los caracteres de las personas se manifiestan en situaciones determinadas, de hecho nadie se conoce a sí mismo del todo, ni tan solo los teóricamente evolucionados monjes budistas son capaces de predecir cómo reaccionarán ante determinadas situaciones y, aun respondiendo de una forma determinada, tampoco se puede asegurar que volvieran a repetir ese mismo patrón de conducta posteriormente.
Las personas creemos evolucionar, pero seguimos siendo los mismos niños en un mundo artificialmente adulto, y digo de forma artificial porque en la naturaleza no existe esa planificación humana, esa división de nuestra vida, lo que determina muchas veces lo que es correcto y lo que está fuera de lugar.
Recuerdo una publicidad de hace bastantes años que decía “Si hay luz, hay Osram”. Ahora, si hay luz, en muchos casos hay hipocresía con uno mismo, un atrincheramiento emocional y un aislamiento de cualquier otra visión que pueda alterar nuestra visión mejorada de nosotros mismos, es un quiero y no puedo espiritual, personas pobres de espíritu, muchas de ellas lamentablemente ignorantes, incluso algunos de ellos se permiten dar lecciones de moralidad al resto de comentaristas, aleccionándolos de cómo deben actuar, lástima que las palabras luego no van unidas a los hechos y ellos mismos se delatan con facilidad. Se les ve el plumero a leguas.
De todas formas, como se suele decir, “cada uno es de su padre y su madre”, es decir, nacemos con la genética de nuestra especie, pero después somos lo que hemos visto y vivido en nuestro entorno, y exceptuando los primeros años de vida donde la memoria consciente no llega, cada uno puede hacer un trabajo de retrospección para analizar por qué es así, por qué es de esa forma y ser conscientes de nuestros puntos débiles e intentar mejorarlos. Pero ese trabajo se deber hacer desde la humildad, todos padecemos en mayor o menor grado del sesgo de autoservicio, pero hay personas en las que este prejuicio cognitivo se manifiesta de forma más evidente que en otras, a la mayoría la percepción selectiva y el pensamiento de grupo les nubla el raciocinio.
¿Y a quiénes siguen estos adoradores? supongo que os estáis preguntando a qué clase de personas siguen éstas otras, qué excelencia y qué evolución espiritual tienen estos gurús ¿son monjes tibetanos? ¿son grandes maestros espirituales? supongo que os los imagináis con túnica y barba canosa, gente con un bagaje personal accesible por todos, donde se vea su grandeza a lo largo de los años. Pues siento decepcionaros per no es así, de hecho la mayoría no sabe ni quién se esconde detrás del nick del administrador del sitio, no saben sus intenciones reales ni saben de dónde saca la información, la mayoría de estos administradores de blogs con publicidad caen sistemáticamente en la callada por respuesta cuando se les interroga de forma directa, muchos de estos blogs incurren en falacias científicas una y otra vez, y obviamente no les conviene una discusión donde se demuestre la falsedad de sus afirmaciones. Entonces los comentaristas habituales, aplicando el pensamiento de grupo, hacen el trabajo sucio para el administrador, el cual no se desgasta, y aunque de forma torpe y un tanto visceral, intentan rebatir argumentos y hechos contrastados por la ciencia.
La táctica habitual es la de evadir la conversación (ignoratio elenchi), no interesa discutir específicamente sobre la mentira detectada, se intentan primero ataques personales, luego se pasa a desviar la atención hacia otros focos como el por qué se denuncia esa mentira (como si importase algo), y tras varias tácticas como el intento de ignorar versiones diferentes a la suya o amenazas, se vuelve a la primera o directamente se censuran opiniones contrarias. Al no poder demostrar la veracidad de los hechos se vuelve a la descalificación personal, es ahí donde se hacen más evidentes la carencias de cada persona, cuyos cerebros se encuentran en una dicotomía entre responder como les gustaría ser o responder tal y como son realmente. Luego se arrepienten claro, al releer sus comentarios ven que, tras meses de creer que habían llegado a un estado de evolución espiritual y amor incondicional, se reconocen tal y como eran antes de entrar en alguno de estos sitios ―y que será tal y como sigan después de visitarlos― ya que la respuesta no la van a encontrar en lugares donde solo circula una sola versión de la realidad y donde se regocijan dándose la razón mutuamente, es más fácil que encuentren respuestas confrontando posiciones con otras personas, es mucho más enriquecedor leer diferentes versiones del mismo hecho que leer siempre la misma.
Este artículo no va dirigido ni a los administradores de este tipo de blogs ni a los comentaristas habituales, cuyas reacciones son previsibles, sino a los lectores que nunca comentan, que son la mayoría. Si este artículo hace reflexionar a uno solo de ellos, ya me daré por satisfecho.
Xoco