I’M HERE

here

“- Si un robot pudiera amar de verdad a una persona, ¿qué responsabilidad tendría la persona hacia ese Meca, a cambio?
- Es una pregunta moral, ¿verdad?
- La más vieja de todas. Pero al principio, ¿no creó Dios a Adán para amarlo a Él?”

Texto del film Inteligencia Artificial




Esta es la historia del amor incondicional entre robots. El protagonista es un ayudante de biblioteca que lleva en Los Ángeles una vida anodina y rutinaria. De repente, un día tiene un encuentro que le abre los ojos a un mundo de creatividad que le lleva a conocer un amor muy especial.
 
Celebrado trabajo de Spike Jonze que se presentó en Sundance y se proyectó en la Berlinale de 2010, obteniendo muy buena acogida por parte de la crítica.
   



Este corto plantea varias cuestiones morales e humanitarias que pueden ocurrir en un futuro próximo. El sistema y las nuevas tecnologías nos encaminan sin duda a un mundo donde la inteligencia artificial formará parte activa de nuestras vidas.
En ese futuro ¿seremos respetuosos con esos nuevos seres creados artificialmente, que seguramente contarán con una conciencia parecida o superior a la nuestra? Si son capaces de sentir, aunque de forma programada ¿Los consideraremos como a iguales o los despreciaremos y consideraremos inferiores a nosotros como siempre hemos hecho ante aquellos estimados como diferentes a la mayoría o desconocidos para nosotros? ¿Tendrán derechos o quedarán desamparados una vez hayan pasado de moda o resulten inútiles para trabajar?
 
Pensamos en la humanidad y visionamos evolución, grandeza, compasión, amor… Pero para convivir en paz y armonía, con igualdad y sabiduría, necesitamos hacernos conscientes del actual rumbo que llevamos y del futuro que posiblemente nos acompañará muy pronto. Debemos ser capaces de aceptar nuestras limitaciones y de no juzgar a todo lo que es diferente a nosotros. Ser compasivos, amorosos y convivir en un mundo pacífico no es más que aceptar la diversidad de culturas y maneras de vivir, de ser, para dejar fluir a todos por igual.
Lamentablemente las tecnologías se suelen adelantar al hombre y van muy por delante de nuestra mentalidad, de nuestra capacidad de comprensión, de aceptación; lo que hace que lo nuevo se convierta en una amenaza para el humano. Si acaso no sea que nos hayamos convertido nosotros mismos en medio robots a causa de la incipiente singularidad tecnológica, es decir el transhumanismo al que nos dirigen sin remedio… Y si eso llega ¿Qué nos diferenciará de los robots?

Todos deberían tener los mismos derechos, y cuando digo todos me refiero a todo ser viviente natural o artificialmente. porque el problema que planteo sobre los derechos de una inteligencia artificial, es el mismo problema en el que nos movemos hoy en día. Muchos son quienes se han quedado sin nada (persona que antes tenían un trabajo, una vivienda, una vida normal), otros tantos los que malviven en las calles desde siempre (los olvidados homeless que se encuentran en la actualidad con competidores por sobrevivir). Todos ellos son personas humanas que deberían tener los mismos derechos, las mismas oportunidades que los demás y sin embargo carecen de ayudas, solo cuentan con su propia mente para subsistir, y esto nos tiene que hacer pensar, nos debe estremecer y hacernos gritar hasta la saciedad ¡y clamar por la igualdad en el mundo!
Pero no, el sistema en el que vivimos solo se mueve por y para el dinero, las ganancias y el continuar manteniendo el estatus quo de unos pocos que se enriquecen exponencialmente gracias a las miserias que otros pasan. Esta es la verdad de un mundo que no queremos ver porque preferimos mantenernos en la ilusión, en la mentira de un lugar ficticio que creemos tener (ese mundo maravillosos que nos pintan con sus bonitas propagandas, donde todo siempre es felicidad, paz y amor…), pero que nunca alcanzaremos mientras no despertemos a la realidad, por dura que sea.

Recordad: cuando lleguen los robots pensad en ellos como unos nuevos seres que también forman parte de nuestro mundo. No todos van a ser buenos, ni tampoco todos van a ser malos… como los propios humanos.

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