“Solo esta libertad nos conceden los dioses: someternos a su dominio por voluntad nuestra. Más vale que así lo hagamos porque solo en la ilusión de la libertad, la libertad existe”
Fernando Pessoa
ILUSOS
Ilusos los que vivimos en este mundo salvaje y despiadado de engaños y mentiras al por mayor. Ilusos los que intentamos navegar por los mares bravos con grandes mareas de manipulación masiva, sin rumbo ni navegante al mando de un navío que ya se hundió hace tiempo sin ni tan siquiera nosotros llegarlo a sospechar.
Se acabaron vuestros juegos sucios de negocios entre amigos, de egoísmo en estado puro, de maldad exasperante en el tiempo del no tiempo, jugando sin reglas ni control a vuestro maquiavélico jueguecito donde todos mueren menos vos.
No contéis más conmigo. Yo no juego a matar, ni moriré en el intento de conseguir una ilusión dormida, más bien encarcelada de los pies a las manos, en esta triste prisión.
Ilusos somos todos los que jugamos a soñar, soñar que se puede salir de Alcatraz, con una simple llave de cartón. Pero en esta prisión para nuestra ALMA, no se consigue salir a base de juguetes rotos, a base de ilusión, pues eso es lo que nos dan ellos para retenernos y seguir siendo sus esclavos.
Encontré un espejo y en él me refleje y lo que vi fue un anhelo, un gran espejismo, por el que vivir para siempre dormida dentro de esta cárcel, sin esperanza ni fututo certero… tan solo eso, una falsa ilusión.
“De ilusión también se vive” se suele decir… y eso es lo que hacemos a cada segundo, esperando para morir.
La ilusión es la droga dura con la que nos doman, con la que nos han recluido en nuestra propia cárcel, donde nos mantienen como esclavos jugando a su cruel pasatiempo, con nuestra ALMA encadenada a una vida de mentira, de cartón piedra, una farsa que no existe.
Vivimos toda la eternidad creyendo en falsas verdades, ilusiones de papel que nunca se harán realidad. Ilusiones corruptas, que nos hacen empequeñecer y dejar que nuestro EGO reine en nosotros y se adueñe de nuestra piel:
“Voy a ser muy rico, tendré un trabajo mejor, tendré poder y mucho dinero. Voy a ser muy feliz, ganaré algún día la lotería y podre escapar, ser el mejor. Quiero tener ese cuerpo de modelo, me pondré a dieta y todos me querrán, voy a ser la más guapa del reino y tendré lo que quiera. Algún día tendré esa casa, como la que sale en televisión, con un gran jardín y piscina… seré la envidia del vecindario, todos querrán ser como yo…”
Un mundo de puro EGOísmo es lo que han creado para nosotros, un lugar depravado donde nos matamos mutuamente por un caramelo envenenado que nos llena la mente de perversión y falsas creencias que nos crean una felicidad inexistente. ¿No es absurdo vivir creyendo en un sueño inalcanzable que nunca se hará realidad? ¿alguna vez alguien llegó a conquistar ese sueño?, creo que no.
Vivimos en una ilusión que no será… y aunque parezca más fácil seguir así, en ese anhelo, por no ver la triste realidad de esta matrix artificial, por seguir luchando, aunque sea por un sueño ficticio… si nos hacemos realmente conscientes de la pesadilla en la que nos mantienen como zombis, conseguiremos escapar de nuestra extraña prisión y ser por fin LIBRES, para ser nosotros mismos, para ser rescatados por nuestro propio SER.
Pero ese camino está muy escondido y somos pocos los que lo podemos siquiera vislumbrar… En el fondo todos preferimos seguir en la Ilusión de llegar a ser algún día libres, de vivir en un sistema mejor; ilusión por encontrar el camino que nos conduzca a la paz, a la armonía, a la tranquilidad en esta vida, a que todos seamos iguales y nos queramos por igual…
Y de eso nos alimentan los diablos del reino, de ilusión, esperanza y sueños, que nunca se cumplen aunque vivamos narcotizados creyendo que sí, que al final del arcoíris se encuentra un gran tesoro, que nos salvará a todos y nos traerá el AMOR…
Pero el AMOR está perdido, ya no mora en este lugar, pues lo encontraron los desalmados y lo confinaron a un lugar lejano al que nadie pueda acceder… Pues quien lo encuentre hallará la llave para salvar al mundo de su opresor. Pero ese gran secreto, el camino hacia nuestra libertad, se encuentra más cercano de lo que pudiésemos esperar, aunque vivamos aletargados como la bella durmiente, se puede despertar del sueño eterno y salir de las tinieblas para encontrar la luz en el camino y eso es precisamente lo que ellos nos quieren ocultar, el mapa hacia el tesoro mejor guardado, que se halla en nuestro propio interior.
Ya encontré la salida, hallé la solución, dejar atrás el espejismo, acabar con este juego traidor; decir hasta aquí he llegado, no contéis conmigo, no me consumiréis por más tiempo, no tendréis a mi ALMA, a la mía NO.
Arrancaré los grilletes virtuales que me retienen atrapada en la matrix y despertaré a la verdad, aunque sea cruda, aunque sea difícil, esa es la realidad, la que me hará más fuerte, la que me dará la libertad. Ya no necesito de vuestros regalos envenenados, ya me desprendí de esas mochilas de materialismo a las que me manteníais atada.
Ahora soy VIDA, ahora soy REAL, ya no tengo MIEDO, aprenderé a vivir por mí misma, aprenderé a SER YO.
Diss
Diss
“El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión”
Edmund Burke
Nos damos cuenta de que la vida es desagradable, dolorosa, triste; deseamos alguna clase de teoría, alguna clase de especulación o satisfacción, alguna clase de doctrina que explique todo esto, y así quedamos atrapados en explicaciones, palabras, teorías, y gradualmente las creencias echan raíces muy profundas y se vuelven inconmovibles, porque detrás de esas creencias, de esos dogmas, está el miedo constante a lo desconocido.
Pero jamás miramos ese miedo; le volvemos la espalda. Cuanto más fuertes son las creencias, más fuertes los dogmas. Y cuando examinamos estas creencias: la cristiana, la hindú, la budista, etcétera, encontramos que dividen a la gente. Cada dogma, cada creencia tiene una serie de rituales, de compulsiones que atan y separan a los seres humanos.
De modo que empezamos una indagación para averiguar qué es lo verdadero, cuál es el significado de esta desdicha, de esta lucha, de este dolor; y pronto quedamos atrapados en creencias, rituales, teorías.
Cuando el individuo está en conflicto dentro de sí mismo, inevitablemente debe crear conflicto afuera; sólo él puede originar paz en sí mismo y, por consiguiente, en el mundo, porque él es el mundo.
Jiddu Krishnamurti