“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”
Martin Luther King
Sexismo, discriminación sexual o discriminación de género, es el prejuicio o discriminación basado en el sexo o género, también se refiere a las condiciones o actitudes que promueven estereotipos de roles sociales establecidos en diferencias sexuales.
¿Alguna vez os habéis preguntado el porqué de que en la casi práctica totalidad de juguetes exista una diferenciación abismal entre los que ofrecen a las niñas y a los niños?
La respuesta es clara: SEXISMO y su pronta implantación en las mentes de los pequeños.
El juego y los juguetes para y entre niñas/os son uno de los mejores mecanismos de experimentación, creación y autoexploración, para desarrollar sus habilidades motoras. Los juegos también sirven para fomentar la imaginación y conocer el mundo (o más bien el sistema donde les tocó vivir), a través de la representación de roles y personajes de todo tipo.
Los juegos hacen que los peques aprendan acerca de reglas, símbolos o sobre el ganar y el perder, muy importante para su desarrollo posterior en la sociedad. Los juegos y los juguetes ayudan, por lo tanto a desarrollar funciones psíquicas, físicas y sociales.
Pero además el juego y los juguetes se convierten en generadores o perfectas máquinas de adoctrinamiento social, es decir, de valores ligados al modelo de la sociedad de consumo (importancia de la apariencia física, competitividad, individualismo, "usar y tirar", sexismo, agresividad, etc.), y además son capaces de modificar ciertas conductas.
El 92% de padres, abuelos y familias en general, se dejan guiar por los anuncios que aparecen en televisión o en los “bonitos” catálogos que nos ofrecen las tiendas, a la hora de comprar juguetes. Todos confiamos en lo que nos “recomiendan” los expertos…
Pero tras ellos se encuentra el implacable sistema de control, donde la publicidad se convierte en el principal apoyo del adoctrinamiento subliminal, y lo que en un principio no debería representar ningún tipo de peligro para nosotros o nuestros peques, acaba derivando en una enorme arma de destrucción masiva, donde las mentes de todos se dejan “guiar” por las interesadas instrucciones de un sistema que consigue perpetuar el sexismo año tras año.
Veamos las diferencias entre juegos para niñas o para niños, para conocer mejor los roles y sistemas mentales que nos intentan inculcar desde pequeños y que se afianzaran en nosotros para toda la vida.
Para empezar ¿por qué tenemos que diferenciar entre juegos para niño o para niña? ¿acaso no estamos en igualdad de condiciones para aprender sobre la vida, hobbies, trabajo o lo que sea de igual manera? Pues parece ser que NO.
Y ¿por qué los juguetes son como son? ¿qué clase de personas están/estamos propiciando a desarrollar?.
Colores diferentes, juguetes diferentes, desarrollos y mentes distintas que darán paso a un futuro donde mujeres y hombres no van de la mano sino más bien todo lo contrario.
Mientras los niños aprenden lo que es el trabajo (aleccionando de pasada a la gran masa para que vayan inculcándose en “trabajos basura” de todo tipo…), las niñas se entretienen y ¿disfrutan? con los quehaceres de la casa, los bebés y un mundo de fantasía y deseos que no alcanzarán en toda su vida.
La foto de arriba es para echarse a reír. “Supermercado con carrito de la compra”: en este caso (y uno de los pocos trabajos a los que se nos permite aspirar) las niñas “hacen” de fruteras (con su escáner incorporado para poder hacer también de cajeras ¡Yupi!), mientras el niño pasea tranquilamente por el supermercado comprando.
Mientras los niños se instruyen en la violencia y los musculitos para ser los más fuertes y gustar, las niñas llenan su mente con toda clase de tonterías frívolas para presumir de algo que no son y costumbres consumistas a más no poder que las harán esclavas de su cuerpo y del “quiero más”.
Mientras ellas se divierten maquillándose, vistiendo muñequitas o rizándose el pelo, ellos lo hacen teledirigiendo un artefacto, haciendo correr vehículos en circuitos o montando el barco pirata de los clicks… ¿Acaso no pueden ellos jugar con muñecos o nosotras con coches?
Mi hermano y yo compartimos todo tipo de juegos y mis recuerdos de pequeña son fantásticos al visualizar las risas que nos echábamos los dos juntos, unidos por juguetes sin género, ni condicionantes de ningún tipo. No importaba si yo dirigía el cotarro de la granja o el barco pirata, no era raro jugar con las cartas de ositos o la cuerda de saltar…
Está en nuestras manos el decidir lo que nuestros peques aman u odian, aquello por lo que se motivaran y anhelarán más o aquello por lo que serán capaces de superarse a si mism@s el día de mañana.
Pero siempre es lo mismo. Juguetes de lo más inútiles para el alma, que tan solo crean “buenos ciudadanos al servicio del system”.
Esas muñecas rotas que perpetúan la imagen de la mujer como símbolo y objeto sexual, como chacha ama de casa, siempre a punto para el macho, siempre guapa y apetecible con poca sesera para pensar o aspirar a nada más.
O los madelmans de cartón que prolongan hasta el fin de sus días el inculcado machismo (aunque sea de manera tan sutil para muchos, que ni siquiera sean conscientes de ello), que se apresuran en seguir la moda de los musculitos para no quedar tras en la carrera por ver quién es más, y que tristemente se aprovechan de su “sentirse superiores” para despojar a la mujer de cualquier figura a la que puedan adorar las masas (quitando, claro está, a las mil figuras y reinas del consume más, a las que adoran otras mujeres y a las que admiran miles de fieles seguidoras sedientas de cirugías para no ser lo que son y que se convierten en devoracompras consumementes que las inutilizan para la eternidad.
Evidentemnete en un mundo donde el hombre siempre ha sido considerado superior a la mujer, ellos reinan, dictan y dirigen la sociedad y por lo tanto el papel de la mujer más compañera, educadora, lista, empática, organizadora y millones de virtudes más de las que se podría beneficiar toda la humanidad, queda en segundo plano y cualquier mujer que no de la talla (es decir, que no se comporte o actué según los roles masculinos), solo puede triunfar en las facetas más triviales…
Estamos permitiendo que nuestros niños sean educados por los ideales impuestos por las empresas, por su publicidad. Y ¿qué les interesa a ellas? evidentemente que se siga consumiendo, cuanto más mejor. Para nada están interesados en la educación de los peques. Esto es algo de lo que la mayoría de padres no se percatan. En esta sociedad no tenemos tiempo para casi nada y los juguetes acaban sirviendo para tener a los niños entretenidos sin molestar… Pero desde luego educar, pocos son los que enseñan algo realmente útil.
El universo infantil debería estar repleto de fantasía, imaginación, lecciones a aprender que les sirva para su futuro, para llegar a ser mejores personas, para evolucionar hacia un mundo más igualitario, compasivo y amable. Pero lo que nos encontramos al analizar lo existente en el mercado es todo lo contrario.
Vemos un universo de rosa y azul, de carritos de bebés, vestidos, maquillajes y sirvientas; de coches rápidos, robots, monstruos y armas de todo tipo y color… ¿Qué podemos esperar de un futuro echo de niños que crecen jugando a ser soldados o niñas soñando con ser famosas y guapas?
En fin, mirad cualquier catalogo porque no tienen desperdicio… este del que os he hablado concretamente es el del Corte inglés, pero podéis mirar cualquiera de ellos y veréis que todos (o la gran masa de las multinacionales que son las que llegan a más gente) son iguales.
Otra gran pregunta sería: ¿necesitan tantos juguetes inútiles duerme mentes?
Bueno, llega la navidad y con ella comienzan a bombardearnos con todo tipo de publicidad acerca de vanos objetos y con la campaña de adoctrinamiento masivo para promocionar el despilfarro máximo, los “bienqueda” porque es navidad y el todo vale en estas fechas… Así que disfrutadlo y ¡consumid malditos, consumid!