MEMES – Niveles de conciencia

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«Cada uno de los estadios, olas o niveles de la existencia sucesivos constituye un estado que la persona atraviesa en su camino hacia otros estados de ser. Cuando el ser humano se halla centrado en un determinado estado de la existencia, es decir, cuando el centro de gravedad del yo gira en torno a un determinado nivel de conciencia, todo su mundo psicológico -es decir, sus sentimientos, sus motivaciones, su ética, sus valores, su sistema de creencias, su visión acerca de la salud y de la enfermedad mental, así como del modo más adecuado de tratarla, sus concepciones y preferencias en torno a la gestión empresarial, la educación, la economía y la teoría y práctica política- asume también el aspecto propio de ese estado»
   
Clare Graves (La Dinámica espiral)



 

Seguimos indagando sobre las diferentes formas de conciencia adquirida por nuestro cerebro dependiendo de qué nos influya en nuestra vida.
  
Abordamos los diferentes estados de conciencia que según exhaustivas investigaciones de Clare W. Graves por parte de Christopher Cowan y Don Beck, tenemos todos los humanos. Y lo hacemos de la mano de Ken Wilber, escritor estadounidense cuyos intereses versan principalmente sobre filosofía, psicología, religiones comparadas, historia, ecología y misticismo. Aunque con frecuencia se lo describe como un escritor New Age, la verdad es que su obra es severamente crítica con este movimiento.
Veamos pues la teoría de “hacia donde vamos y de donde venimos”…
   
 

Ken Wilberg (Del libro Una teoría de todo):
 
Los griegos tenían una hermosa palabra -Kosmos- para referirse a la Totalidad ordenada de la existencia, una totalidad que incluía los reinos físicos, emocionales, mentales y espirituales. Desde su punto de vista, la realidad última, pues, no era tanto el cosmos (la dimensión estrictamente física) como el Kosmos (que incluye las dimensiones físicas, emocionales, mentales y espirituales). El Kosmos no se refería sólo a la materia inanimada e insensible, sino a la Totalidad viva compuesta por la materia, el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu.
Lo que ocurre es que la modernidad ha acabado reduciendo el Kosmos al cosmos, la totalidad compuesta de materia-cuerpo-mente-alma-y-espíritu a la materia hasta el punto de que, en el mundo insípido y anodino del materialismo científico, nos conformamos con la idea de que una teoría que unifique la dimensión física realmente es una TOE (teoría del todo)...
Una verdadera "visión integral" -una auténtica TOE- debería incluir la materia, el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu tal y como se nos presentan en su despliegue a través del yo, la cultura y la naturaleza. Debería tratarse de una visión comprehensiva, equilibrada e inclusiva, una visión que abrazase la ciencia, el arte y la moral, una visión que englobase todas las disciplinas (desde la física hasta la espiritualidad, la biología, la estética, la sociología y la oración contemplativa) y se expresase a través de una política integral, una medicina integral, una espiritualidad integral...
 
El conocimiento crece a una velocidad mucho mayor que nuestra capacidad de conceptualizarlo. La búsqueda holística, pues, es una especie de quimera, un viaje interminable hacia un horizonte que se desplaza al mismo ritmo que nosotros, una marmita llena de oro al final de un arco iris que nunca alcanzaremos.
Podemos estar más completos o menos completos, más fragmentados o menos fragmentados, más alienados o menos alienados y, en este sentido, una visión integral nos ayuda a sanar nuestra fragmentación y ser un poco más completos en nuestro trabajo, en nuestra vida y en nuestro destino.
 
Tal vez nos resulte hoy difícil de imaginar pero, a lo largo de la historia de la humanidad, la persona que nacía en el seno de una determinada cultura lo ignoraba casi todo acerca de las demás. Si usted, por ejemplo, nacía en China, era educado como chino, abrazaba una religión china, se casaba con una china y vivía muy a menudo en la misma choza durante toda su vida. El destino de la humanidad parece ir desde las hordas y tribus aisladas hasta las pequeñas aldeas agrícolas, los imperios feudales, las antiguas naciones, las sociedades de estados y la aldea global.
En la medida en que la vanguardia de la evolución de la conciencia se aproxima a un milenio integral -o a la posibilidad, cuanto menos, de un milenio integral-, el ser humano dispone de la posibilidad de acceder a la totalidad del conocimiento, la sabiduría y la tecnología que ha ido acumulando con el correr del tiempo y, más pronto o más tarde, llegaremos a articular una TOE que nos sirva para explicarlo todo...
Pero, aun en el mejor de los casos, son muchos los obstáculos que se oponen a ese abrazo integral. Además, la modalidad típica o promedio de la conciencia se halla muy lejos de tal visión integral y necesita desesperadamente de ella.

La "generación del yo" tiñe de una extraña mezcla de generosidad y narcisismo casi todo lo que hacemos. No parecemos satisfechos con tener una buena idea, sino que necesitamos estar en posesión de un nuevo paradigma que anunciará el despuntar de una de las principales transformaciones de la historia de la humanidad; no nos limitamos a reciclar botellas y papeles, sino que necesitamos vemos como los salvadores del planeta, los salvadores de Gaia, los artífices de la liberación y resurrección de una Diosa que se vio brutalmente reprimida por las generaciones que nos precedieron; no nos quedamos a gusto con cuidar nuestro jardín, sino que aspiramos a transfigurar el rostro del planeta y convertimos así en los promotores de un despertar global como nunca antes se había visto. Es como si tuviéramos la necesidad de vernos a nosotros mismos como los artífices de un cambio sin precedentes en la historia.
Subrayo decenas de áreas y disciplinas en las que una verdad importante aunque parcial ha terminado desproporcionándose a causa de una sobrevaloración del poder y la importancia del yo. Se trata de un punto que se halla estrechamente relacionado con la posibilidad de una visión integral y con su recepción en el mundo actual. La tesis es tan sencilla que puede formularse en una sola frase: la cultura del narcisismo se opone a cualquier visión integral (por el simple hecho de que el yo narcisista y aislado se resiste a la relación).

¿Acaso puede existir una visión realmente integral en el clima actual de guerras culturales, política de la identidad, miles de nuevos y contradictorios paradigmas, postmodernismo deconstructivo, nihilismo, relativismo pluralista y política del yo?

 
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La Dinámica espiral de Clare Graves considera que el desarrollo humano procede a través de ocho estadios generales a los que también denomina memes. (Hay que decir, en este punto, que el término "meme" está siendo hoy en día utilizado con significados tan diversos y contradictorios que, en opinión de muchos críticos, carece de todo sentido)
Desde la perspectiva de la dinámica espiral, un meme es simplemente un estadio básico del desarrollo que puede expresarse en cualquier actividad. Los memes (o estadios) no son niveles rígidos, sino olas fluidas, solapadas e interrelacionadas que dan lugar a la compleja dinámica espiral del desarrollo de la conciencia.
Los seis primeros niveles son "niveles de subsistencia" y están marcados por lo que Graves denomina "el pensamiento de primer grado". Luego tiene lugar una revolucionaria transformación en la conciencia que implica la emergencia de los "niveles de ser" y del "pensamiento de segundo grado", del cual hay dos grandes olas.

Veamos ahora una breve descripción de las ocho olas, del porcentaje aproximado de población mundial que se halla en cada una de ellas y de la tasa de poder social de la que goza.''
    
1. Beige: Arcaico-instintivo. Se trata del nivel de la supervivencia básica, un nivel en el que resultan prioritarios el alimento, el agua, el calor, el sexo y la seguridad y en el que la supervivencia depende de los hábitos y de los instintos. Apenas si existe yo,diferenciado y la perpetuación de la vida requiere de la agrupación en hordas de supervivencia.
 
Se halla presente en las primeras sociedades humanas, en los recién nacidos, los ancianos, los últimos estadios de quienes padecen la enfermedad de Alzheimer, los locos que vagabundean por las calles y las masas hambrientas. (Porcentaje aproximado de la población adulta que se halla en este nivel: 0,1 %. Tasa de poder que posee: 0%)
  
2. Púrpura: Mágico-animístico. Está determinado por el pensamiento animista y por una extrema polarización entre el bien y el mal. Los espíritus mágicos pueblan la tierra y a ellos hay que supeditarse apelando a todo tipo de bendiciones, maldiciones y hechizos. Se agrupa en tribus étnicas. El espíritu mora en los ancestros y es el que cohesiona a la tribu. Los vínculos políticos están determinados por el parentesco y el linaje. Parece "holístico" pero, en realidad, es atomístico ("cada recodo del río tiene su nombre pero el río carece de nombre").
 
Se halla presente en la maldición vudú, los juramentos de sangre, el rencor, los encantamientos, los rituales familiares, las creencias y las supersticiones mágicas de la etnia. Fuertemente implantado en los asentamientos del Tercer Mundo, las bandas, los equipos deportivos y las tribus. (10% de la población, 1% del poder)
 
3. Rojo: Dioses de poder. Comienzo de la emergencia de un yo ajeno a la tribu; poderoso, impulsivo, egocéntrico y heroico. Espíritus míticos, dragones, bestias y personas poderosas. Los señores feudales protegen a sus subordinados a cambio de obediencia y trabajo. Fundamento de los imperios feudales (el poder y la gloria). El mundo se presenta como una jungla llena de amenazas y de todo tipo de predadores. Dominantes y dominados. El yo campa a sus anchas sin cortapisas de ningún tipo.
 
Se halla presente en el rebelde sin causa, la mentalidad fronteriza, los reinos feudales, los héroes épicos, los líderes de las bandas, los malvados de las películas de James Bond, los mercenarios, las estrellas del rock, Atila, rey de los hunos y El señor de las moscas. (20 % de la población y 5% del poder)
 
4. Azul: Orden mítico. La vida tiene un sentido, una dirección, un objetivo y un orden impuesto por un Otro todopoderoso. Este orden impone un código de conducta basado en principios absolutistas y fijos acerca de lo que está "bien" y de lo que está "mal". El acatamiento de ese código y de esas reglas se ve recompensado, mientras que su violación, por el contrario, tiene repercusiones muy graves y duraderas. Fundamento de las antiguas naciones. Jerarquías sociales rígidas y paternalistas, sólo hay un modo correcto de pensar. Ley y orden, control de la impulsividad a través de la culpa, creencias literales y fundamentalistas y obediencia a una ley impuesta por un Otro fuertemente convencional y conformista. A menudo asume un aspecto "religioso" o "mítico" [en el sentido mítico-pertenencia, motivo por el cual Graves y Beck se refieren a él como nivel "santo/absolutista"], aunque también puede asumir el aspecto de un Orden o de una misión secular o atea.
 
Se halla presente en la América puritana, en la China confuciana y en la Inglaterra de Dickens, en los códigos de honor de la caballería, en las obras buenas y caritativas, en el fundamentalismo islámico, en las "buenas obras" de los scouts, en el patriotismo de la "mayoría moral". (40% de la población y 30% del poder)
     
5. Naranja: Logro científico. En esta ola, el yo "escapa" de la "mentalidad azul del rebaño" y busca la verdad y el significado en términos individuales. Es un nivel hipotético-deductivo, experimental, objetivo, mecánico y operativo (o, lo que es lo mismo, científico). El mundo se presenta como una maquinaria racional bien engrasada que funciona siguiendo leyes naturales que pueden ser aprendidas, dominadas y manipuladas en propio beneficio. Muy orientada hacia objetivos y especialmente (en Estados Unidos) hacia el beneficio material. Las leyes de la ciencia gobiernan la política, la economía y los asuntos humanos. El mundo se presenta como una especie de tablero de ajedrez en el que destacan los ganadores. Alianzas comerciales y explotación de los recursos de la Tierra en beneficio propio. Fundamento de las sociedades de estados.
 
Se halla presente en la Ilustración, La rebelión del Atlas (la novela de Ayn Rand), Wall Street, la Costa Azul, la clase media emergente de todo del mundo, la industria de la moda y de la cosmética, la búsqueda del triunfo, el colonialismo, la guerra fría, el materialismo y el liberalismo centrado en uno mismo. (30% de la población y 50% del poder)

6. Verde: El yo sensible. Centrado en la comunidad, en la relación entre los seres humanos, en las redes y en la sensibilidad ecológica. El espíritu humano debe ser liberado de la codicia, del dogma y de la división; el respeto y la atención a los demás reemplaza a la fría razón; respeto y cuidado por la tierra, Gaia y la vida. Establece vínculos y uniones laterales y es contrario a las jerarquías. Yo permeable y relacional centrado en redes. Énfasis en el diálogo y las relaciones. Fundamento de las comunidades de valor (agrupaciones libremente elegidas basadas en sentimientos compartidos). Toma de decisiones sustentada en la conciliación y el consenso (desventaja: dilación "interminable" del proceso de toma de decisiones). Presta atención a la espiritualidad, la armonía y el enriquecimiento del potencial humano. Fuertemente igualitario, antijerárquico, centrado en valores plurales, en la construcción social de la realidad, en la diversidad, el multiculturalismo y la relativización de los valores, una visión del mundo a la que habitualmente se conoce con el nombre de relativismo pluralista. Subjetivo y centrado en el pensamiento no lineal; fomenta la cordialidad, la sensibilidad, el respeto y el cuidado por la Tierra y por todos sus habitantes.
   
Se halla presente en la ecología profunda, el postmodernismo, el idealismo holandés, el counseling de Rogers, el cuidado por la salud canadiense, la psicología humanista, la teología de la liberación, el Consejo Mundial de las Iglesias, Greenpeace, los derechos de los animales, el ecofeminismo, el postcolonialismo, Foucault/Derrida, lo políticamente correcto, los movimientos en pro de la diversidad, los derechos humanos y la ecopsicología. (10% de la población y 15% del poder)
 
 
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Con la actualización del sexto meme, la conciencia humana experimenta un verdadero salto cuántico hacia "el pensamiento de segundo grado", un salto que Clare Graves califica de "avance trascendental" que permite "llegar a profundidades de significado anteriormente insondables". Dicho en dos palabras, con la emergencia de la conciencia del segundo grado, el ser humano puede pensar tanto vertical como horizontalmente (utilizando tanto las jerarquías como las heterarquías), con lo cual puede abarcar, por vez primera, el espectro completo del desarrollo interno y advertir la importancia crucial que tiene cada nivel, cada meme y cada ola en la salud global de todo el proceso espiral del desarrollo.
Así pues, cada ola superior "trasciende e incluye" a sus predecesoras, lo cual quiere decir que va más allá de ellas (las trasciende), al tiempo que las engloba en su misma estructura (las incluye). Una célula, por ejemplo, trasciende pero incluye a las moléculas que, a su vez, trascienden pero incluyen a los átomos. Decir que una molécula trasciende a un átomo no es decir que las moléculas odien a los átomos, sino que los aman, los incluyen en su propio entramado, los abrazan, no los marginan. Por ello cada ola de la existencia constituye un ingrediente esencial de todas las olas subsiguientes, y todas deben ser, en consecuencia, adecuadamente respetadas e incluidas.
Además, cada una de las olas puede verse activada o reactivada en respuesta a las distintas circunstancias que nos depara la vida. Así, las situaciones de emergencia estimulan los impulsos rojos del poder; el caos reactiva el meme azul del orden; la búsqueda de un nuevo trabajo incentiva los impulsos naranja del logro y el matrimonio y la amistad pone en marcha el meme verde de la intimidad. Todos los memes, pues, aportan algo sumamente importante.
 
Lo que ninguno de esos memes puede hacer, no obstante, es darse plena cuenta de la existencia del resto de los memes. En consecuencia, cada uno de los memes del primer grado considera que su visión del mundo es la única adecuada y, por tanto, reacciona negativamente cada vez que se siente amenazado.
Por ello también el meme azul del orden se siente muy incómodo con la impulsividad roja y con el individualismo naranja, que el meme naranja del logro considera que el orden azul es cosa de personas muy rígidas y que la vinculación propia del meme verde es cuestión de gente muy blanda. El igualitarismo del meme verde, por su parte, no admite fácilmente la excelencia, el ordenamiento jerárquico de valores, las grandes imágenes ni nada que pueda parecer autoritario y por ello también suele reaccionar con mucha virulencia en contra del meme azul, del naranja y de cualquier otro meme posterior al verde.
Este estado de cosas empieza a cambiar con la emergencia del "pensamiento de segundo grado", una modalidad plenamente consciente de los estadios interiores del desarrollo que permite -aunque no lo haga de un modo claramente articulado- dar un paso atrás y asumir una visión más global. Por ello el pensamiento de segundo grado reconoce y comprende el papel que desempeñan -y, en consecuencia, la necesidad- del resto de los memes. Por esta razón la conciencia de segundo grado no sólo piensa en términos de un determinado nivel sino de la espiral completa de la existencia.
Así, cuando el meme verde comienza a aprehender los muchos y muy diversos sistemas y contextos que existen en las diferentes culturas, el pensamiento de segundo grado, que no en vano es conocido también con el nombre del meme sensible (es decir, sensible a la marginación de los demás) va un paso más allá y, al advertir los ricos contextos que vinculan estos sistemas plurales, comienza a integrar los sistemas separados en espirales y holoarquías integrales y holísticas. El pensamiento de segundo grado, dicho en otras palabras, resulta útil para pasar del relativismo al holismo o, lo que es lo mismo, del pluralismo al integralismo.
 
La extraordinaria investigación llevada a cabo por Graves, Beck y Cowan señala que la conciencia integral de segundo grado se despliega, al menos, a través de dos grandes olas:
   
7. Amarillo: Integrador. La vida se presenta como un caleidoscopio de jerarquías [holoarquías], sistemas y formas naturales cuya prioridad principal gira en tomo a la flexibilidad, la espontaneidad y la funcionalidad. Las diferencias y las pluralidades pueden integrarse naturalmente en corrientes interdependientes. El igualitarismo puede complementarse, cuando es necesario, con grados naturales de ordenamiento y excelencia, con lo cual el rango, el poder, el estado y la dependencia del grupo se ven reemplazados por el conocimiento y la idoneidad. El orden mundial prevalente es el resultado de la existencia de diferentes niveles de realidad (memes) y de las inexorables pautas del movimiento de ascenso y descenso en la espiral dinámica.
El gobierno adecuado facilitaría la emergencia de entidades pertenecientes a niveles de complejidad cada vez mayor (jerarquía anidada). (1% de la población y 5% del poder.)

8. Turquesa: Holístico. Sistema holístico universal, holones/olas de energías integrativas; integra el sentimiento y el conocimiento; múltiples niveles entrelazados en un sistema consciente." Orden universal consciente y vivo que no se basa en reglas externas (azul) ni en lazos grupales (verde). Tanto teórica como prácticamente, es posible una "gran unificación", una TOE. Hay ocasiones en que desencadena la emergencia de una nueva espiritualidad que engloba la totalidad de la existencia. El pensamiento turquesa utiliza todos los niveles de la espiral, advierte la interacción existente entre múltiples niveles y detecta los armónicos, las fuerzas místicas y los estados de flujo que impregnan cualquier organización. (1% de la población, 1 % del poder.)
 
Con menos del 2% de la población en el pensamiento de segundo grado (y tan sólo un 1 % en el meme turquesa), el pensamiento de segundo grado es relativamente raro hoy en día y constituye una auténtica "vanguardia" de la evolución colectiva del ser humano. Beck y Cowan ilustran este tipo de conciencia con ítems que van desde la noosfera de Teilhard de Chardin hasta la emergencia y expansión de la psicología transpersonal, las teorías del caos y de la complejidad, el pensamiento sistémico integral-holístico, las integraciones pluralistas de Gandhi y Mandela afirmando con toda claridad que se halla en marcha un proceso de actualización de memes todavía más elevados...
 
Pero, como señalan Beck y Cowan, la emergencia del pensamiento de segundo grado debe vencer la resistencia que le ofrece el pensamiento de primer grado. De hecho, existe una versión del meme verde postmoderno (abiertamente pluralista y relativista) que se muestra francamente refractario a la emergencia de un pensamiento más integrador y holístico. Como señalan Graves, Beck y Cowan, sin el pensamiento de segundo grado, la humanidad está condenada a ser la víctima de una especie de "enfermedad autoinmune" en la que los distintos memes luchan entre sí por la supremacía.
Éste es el motivo por el cual muchos de los argumentos presentados no reflejan tanto una evidencia objetiva, como el nivel subjetivo de quienes los esgrimen.
Poco importa la cantidad de evidencia científica naranja presentada porque nunca acabará convenciendo a los creyentes míticos azules y lo mismo ocurrirá con la relación verde o el holismo turquesa, que jamás impresionarán a la agresividad naranja ni al pluralismo verde, respectivamente... a menos que el individuo se halle preparado ya para dar un paso hacia adelante en su camino a través del proceso espiral y dinámico del desarrollo de la conciencia. Y éste es también el motivo por el cual los debates "inter-niveles" rara vez se resuelven y que todas las partes implicadas salen de ellos con la sensación de no haber sido siquiera escuchadas.
Del mismo modo, nada de lo que podamos decir le convencerá de la plausibilidad de una TOE, a menos que su paleta cognitiva se halle ya teñida con un toque de turquesa (en cuyo caso pensará: «¡Esto es algo que ya sabía, aunque ignoraba el modo adecuado de articularlo!».
   
El diccionario define al término narcisismo como "interés excesivo en uno mismo, en la propia importancia, en las propias habilidades, etcétera; egocentrismo". Pero el narcisismo no consiste tan sólo en sobrevalorar el yo y sus capacidades, sino también en infravalorar correlativamente a los demás y a sus aptitudes. Así pues, el narcisismo no se caracteriza sólo por una autoestima desproporcionada, sino también por una desvalorización simultánea de los demás. Según dicen los clínicos, el estado interno característico del narcisismo es el de un yo vacío o fragmentado que trata de llenar ese vacío con un movimiento egocéntrico destinado a engrandecer el yo a expensas de disminuir el yo de los demás, de modo que su talante emocional queda perfectamente reflejado por la frase: «¡A mí nadie me dice lo que tengo que hacer!».
Aunque existen muchas formas de conceptualizar el narcisismo (y también muchas modalidades diferentes de narcisismo), la mayor parte de los psicólogos están de acuerdo en que, hablando en términos generales, se trata de un rasgo normal de la infancia que, en el mejor de los casos, acaba viéndose superado. De hecho, el proceso de desarrollo de la conciencia puede ser considerado como una disminución progresiva del egocentrismo. El niño pequeño se halla fundamentalmente encerrado en su propio mundo, ajeno tanto al entorno que le rodea como a la mayor parte de las interacciones humanas.' En la medida en que van consolidándose la fortaleza y las capacidades de su conciencia, va cobrando simultáneamente conciencia de sí y de las personas que le rodean, hasta llegar finalmente a desarrollar cualidades con las que no nace -como el cuidado, la compasión y el abrazo integral generoso-, que le permiten ponerse en el lugar de los demás.

Como señala Howard Gardner, el psicólogo evolutivo de Harvard:

El niño pequeño es sumamente egocéntrico, lo cual no significa que sólo piense egoístamente en sí mismo sino, muy al contrario, que no puede pensar en sí mismo. El niño egocéntrico es incapaz de diferenciarse del resto del mundo y, en ese sentido, todavía no se ha separado de los demás ni de los objetos. De este modo, siente que los otros comparten su dolor o su placer, que inevitablemente deben comprender las palabras que apenas masculla, que su perspectiva es compartida por todas las personas y que hasta los animales y las plantas participan de su conciencia. Así, cuando juega al escondite cree ingenuamente que, si no ve a los demás, ellos tampoco podrán verle, porque su egocentrismo le impide reconocer que el punto de vista de los demás es diferente del suyo. Desde esta perspectiva, el proceso entero del desarrollo humano puede ser considerado como una disminución progresiva del egocentrismo.
  

Resumiendo, pues, en la medida en que el proceso de desarrollo avanza desde lo preconvencional a lo convencional y, posteriormente, hasta lo postconvencional (o, lo que es lo mismo, desde lo egocéntrico a lo etnocéntrico y, posteriormente, hasta lo mundicéntrico), el peso del narcisismo y del egocentrismo va disminuyendo de forma lenta pero segura. En lugar de tratar al mundo (y a los demás) como una mera extensión del propio yo, el adulto maduro de la conciencia postconvencional trata al mundo en sus propios términos, como un yo individualizado en una comunidad de otros yoes individualizados entre los cuales existe un respeto y un reconocimiento mutuo. La espiral del desarrollo es, dicho en otras palabras, una espiral de compasión que se expande desde el "yo" al "nosotros" y, posteriormente, hasta el "todos nosotros", abriéndose cada vez más a un abrazo realmente integral.
  
 
  

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